El artículo toma como punto de partida un ensayo sobre la amistad civil de Pedro Cerezo Galán para demostrar la relevancia ética y política de la amistad. Cerezo arroja nueva luz sobre lo que podríamos llamar una ética de la amistad que se remonta a la antigua filosofía griega. Basándose en textos de Platón y Aristóteles el artículo hace una reflexión crítica sobre los conceptos de éthos y de amistad en relación con las interpretaciones de Cerezo y de Hannah Arendt, lo cual abre una nueva perspectiva a la amistad como un camino hacia el auto-conocimiento.
Equilibrio
Equilibrio vital no es algo estático ni se consigue como una posición fija en el espacio. Es más bien un movimiento continuo y temporal que todos los seres en la tierra viven o buscan cada segundo de sus vidas. Perderlo puede ser letal, pero muchas veces la vida brinda otra oportunidad para recuperarlo.
Perder el equilibrio no es lo mismo que perder un objeto. Lo último concierne a nuestra relación con el mundo, mientras que lo primero tiene más que ver con la relación que guardamos con nosotros mismos. Es cierto que muchas veces recuperamos el equilibrio, sea posturalmente o emocionalmente, a través de un apoyo fuera de nosotros mismos. El ser humano no es autosuficiente; tiene necesidades que sólo son cubiertas en un intercambio con nuestro alrededor, pero este hecho no cambia en nada que somos nosotros que a lo largo de la vida aprendemos a equilibrarnos o desequilibrarnos en este intercambio incesante.
Existen intercambios humanos que buscan el equilibrio, sobre todo la verdadera amistad y el verdadero amor, que no dejan cuentas pendientes ni explotan de una forma dañina los recursos que cada ser guarda en su interior. Estas relaciones ayudan más bien a tener acceso a ellos, a sacarlos, a cultivarlos y a cuidarlos para poder crecer, evolucionar y dar lo mejor de uno mismo. La mayoría de las relaciones humanas, sin embargo, no son así. Buscan más bien el desequilibrio a través de la manipulación, la explotación, el chantaje, el daño físico y psicológico, entre otras cosas, que llevan a más desequilibrios.
Cada uno podemos cambiar eso intentando equilibrarnos en todos los ámbitos de la vida. Parece ser que la propia tierra genera y se basa en un equilibrio superior en medio de un universo inmenso lleno de fuerzas verdaderamente imponentes y desequilibrantes. Los seres humanos somos las fuerzas pequeñas que pueden conectar y sintonizar con este equilibrio superior – aún rodeados de desequilibrio – cada vez que estamos en silencio, en contacto con nosotros mismos, estableciendo vínculos de amistad y de amor.